La tecnología está transformando los flujos de capital y la posición dominante de las monedas; la integridad de los datos es esencial para la estabilidad financiera
La tecnología está a punto de revolucionar el sistema monetario y financiero internacional. La forma en que esto suceda dependerá de si es el sector público quien moldea estas tecnologías o si es el sector privado el primero en establecer las normas. También influirán la regulación, la cooperación internacional y la resiliencia de las nuevas tecnologías frente a los riesgos cibernéticos. Los efectos sobre los flujos de capital son difíciles de evaluar, pero su impacto en las cuentas fiscales, la fragmentación geoeconómica, la volatilidad cambiaria y la internacionalización de las principales monedas podría ser sorprendentemente grande.
Las monedas estables son una de las principales innovaciones, y su aceptación es cada vez mayor tras la introducción en Estados Unidos de un marco jurídico destinado a fomentar su adopción y a consolidar el papel del dólar como principal moneda internacional. La tokenización también tiene un papel prominente. Se trata del proceso de registrar los derechos sobre activos ya contenidos en un libro mayor tradicional —o activos nativos (es decir, emitidos únicamente en formato digital)— en una plataforma programable, desde donde pueden transferirse (Agur et al., 2025).
Estas nuevas tecnologías podrían crear nuevas funcionalidades, como la programabilidad, y ampliar el conjunto de políticas viables, así como unificar extensamente la forma en que el capital fluye a través de las fronteras y las clases de activos, siempre que muchos actores privados y oficiales utilicen la misma plataforma. Pero también podrían amenazar los ingresos públicos y llevarnos de vuelta al mundo del siglo XIX, cuando los emisores privados de moneda competían por el señoreaje; esto llevaría a la fragmentación y desestabilización del sistema financiero internacional.
Implicaciones de las monedas estables
Las monedas estables emitidas por el sector privado tienden un puente entre el sistema financiero convencional y el ecosistema de los criptoactivos. Prometen un valor estable frente a monedas fiduciarias, principalmente mediante la tenencia de activos líquidos, como los títulos del Tesoro de Estados Unidos, y operan en cadenas de bloques. Tienen algunas características en común con los fondos del mercado monetario y con la “banca estrecha” —también conocida como banca con reservas del 100%—, aunque, por lo general, hasta ahora no ofrecen pagos de intereses. Casi todas las monedas estables están vinculadas al dólar de EE.UU., pero la mayoría de las transacciones se realizan fuera de Estados Unidos. Las monedas estables suelen utilizarse como vías de entrada y salida de criptoactivos, en cuyo caso suelen ser vehículos de inversiones especulativas. Pero también son cada vez más un instrumento de pago transfronterizo. Son útiles cuando el sistema financiero nacional es deficiente o su uso resulta costoso, o cuando las transacciones financieras internacionales están reguladas, ya sea por controles de capital o por sanciones impuestas desde el exterior.
En un mundo en el que las monedas estables, en particular las vinculadas al dólar, se están convirtiendo en un importante instrumento de pago internacional, debemos prepararnos para consecuencias importantes. Entre los aspectos negativos se encuentran la dolarización y sus efectos secundarios, los riesgos para la estabilidad financiera, el posible vaciamiento del sistema bancario, la competencia y la inestabilidad monetaria, el lavado de dinero, la erosión de la base tributaria, la privatización del señoreaje y la intensificación de la actividad de los grupos de presión. Por el lado positivo, los pagos transfronterizos pueden ser más rápidos y baratos, algo especialmente importante para las remesas. Además, los ciudadanos de países con problemas de gobernanza tendrían acceso a medios de pago y de almacenamiento de valor más estables y convenientes que su moneda nacional. El acceso a los datos sobre pagos, así como la posición dominante de Estados Unidos en la imposición de sanciones, también se verán afectados. No hay duda de que todas estas posibilidades merecen un debate en profundidad.
Flujos de capital e intermediación
Las monedas estables vinculadas al dólar de EE.UU. han heredado algunas características de su moneda de referencia, que es la más importante a nivel internacional. Por su vinculación a la unidad de cuenta dominante, pueden beneficiarse de las externalidades de red del ecosistema del dólar y de su credibilidad, por lo que podrían convertirse en un importante medio de intercambio a nivel mundial y facilitar las transacciones y las remesas. Al sustituir al sistema de corresponsalía bancaria y a los sistemas de mensajería como SWIFT, podrían acelerar las transacciones transfronterizas y reducir su costo, lo que mejoraría la eficiencia. Sin embargo, parte de esa reducción de costos puede deberse a la ausencia de normas en materia de conocimiento del cliente y lucha contra el lavado de dinero, si es que las autoridades reguladoras no acompañan el ritmo de los cambios. A la vez, las monedas estables son también una vía atractiva para eludir sanciones y realizar transacciones ilegales. Son más estables que el bitcoin y el ether, que se han utilizado precisamente para esos fines (Graf von Luckner, Reinhart y Rogoff, 2023; Graf von Luckner, Koepke y Sgherri, 2024). Los criptoactivos sin respaldo y las monedas estables podrían, por lo tanto, ayudar a canalizar el dinero vinculado a actividades ilícitas o sujetas a sanciones y erosionar sustancialmente la base tributaria de muchos países. Además, es probable que los usuarios de criptoactivos encuentren vías de salida de los sistemas financieros convencionales en algunas jurisdicciones, ya sea en el extranjero o incluso en el propio país.
Si el uso de monedas estables vinculadas al dólar de EE.UU. aumenta drásticamente en todo el mundo, la competencia por los depósitos podría vaciar los sectores bancarios. Si los propios bancos emiten monedas estables, podría frenarse la concesión de préstamos y aumentar las tenencias de títulos del Tesoro de Estados Unidos —suponiendo que estos son los principales activos que respaldan las monedas estables— en el lado del activo del balance, una evolución similar a la de la banca estrecha. Hay que examinar detenidamente los efectos sobre el riesgo sistémico, así como la posible cuestionabilidad del respaldo que tienen las monedas estables de algunos actores y los riesgos de retirada masiva de depósitos que ello podría conllevar. También debe tenerse presente el costo clásico de la dolarización en todo el mundo: puede alterar los canales de transmisión de la política monetaria y dificultar la estabilización macroeconómica.
La privatización del señoreaje
Para el resto del mundo, incluida Europa, la adopción generalizada como medio de pago de monedas estables respaldadas por dólares de EE.UU. equivaldría a la privatización del señoreaje por parte de actores globales. Además de facilitar la vinculación de los flujos a la evasión fiscal, también podrían verse afectadas las cuentas fiscales. En el lado del activo, el hecho de que las monedas estables estén respaldadas supone que la mayor adopción internacional de aquellas vinculadas al dólar podría reducir la demanda de bonos no estadounidenses y aumentar la de títulos del Tesoro de Estados Unidos. La magnitud de este efecto dependerá de los patrones de sustitución entre, por un lado, los criptoactivos respaldados por el dólar y, por otro, los fondos del mercado monetario y los depósitos en monedas nacionales y en dólares. Tether y USDC ya poseen juntos más títulos del Tesoro estadounidense que Arabia Saudita, tal como se muestra en el capítulo 2 del Informe sobre el sector externo del FMI publicado en julio de 2025. Así, al aumentar la demanda de títulos del Tesoro y el stock de pasivos externos seguros de Estados Unidos, las monedas estables respaldadas por dólares de EE.UU. podrían reforzar el balance de Estados Unidos como “banquero mundial” y contribuir a estabilizar las finanzas y los déficits externos de este país. Con ello, estas monedas estables podrían constituir un pilar digital que aumente el privilegio exorbitante del dólar de EE.UU.
Otra consecuencia del aumento de los flujos de monedas estables vinculadas al dólar de EE.UU. —que conduce a la privatización del señoreaje internacional— es la considerable acumulación de riqueza por parte de lo que, dada la fortaleza de las externalidades de red, probablemente sean unas pocas empresas e individuos. Desde una perspectiva de economía política, esto dará lugar a un aumento de las presiones para desregular y aumentar la opacidad de los flujos de capital internacionales, lo que pondría en entredicho la dimensión de bien público del sistema monetario internacional. Lamentablemente, los esfuerzos por parte de las organizaciones internacionales y las autoridades nacionales para recopilar datos sobre los flujos de capital de criptoactivos aún se encuentran en una fase incipiente. Investigaciones recientes del FMI han aportado dos valiosas contribuciones que describen estos desafíos (Reuter, 2025; Cardozo et al., 2024). Dado que la aparición de las criptomonedas puede suponer una amenaza para las políticas macroeconómicas fundamentales, así como para el financiamiento y la provisión de bienes públicos nacionales y mundiales, la medición de sus flujos, su uso y su regulación mundial debería ser una prioridad.
Tokenización e integración
La tokenización podría integrar las actividades de mensajería, conciliación y transferencia de activos en un libro mayor unificado en el que también desempeñarían un papel importante las monedas digitales de los bancos centrales (MDBC). Según el Banco de Pagos Internacionales, podrían vincularse las MDBC de diferentes países para mejorar la eficiencia de las transacciones transfronterizas. Esta tokenización, junto con una cadena de bloques, podría transformar los flujos internacionales de capital para que el dinero, los activos y la información se muevan de forma segura y automática sin necesidad de los sistemas bancarios o de compensación tradicionales.
El acceso a activos externos se ha visto históricamente restringido por obstáculos tales como los controles de capital, la regulación y la ineficiencia de los pagos transfronterizos. La interoperabilidad y las nuevas plataformas de negociación de activos globales, como acciones, bonos y materias primas, podrían abrir la puerta de acceso a los inversionistas particulares, independientemente de su ubicación. Las plataformas de finanzas descentralizadas podrían amplificar estos beneficios al eliminar intermediarios, como los bancos y los corredores, y permitir transacciones entre pares. Así pues, la tokenización podría mejorar la integración financiera, aportando tanto ventajas como algunos retos bien conocidos.
Monedas y estabilidad financiera
Un sistema de este tipo podría suponer una mayor sustituibilidad entre las monedas y, por lo tanto, más competencia, lo que daría lugar a grandes reestructuraciones de las carteras en las redes de monedas. En este escenario internacional más amplio, se materializarán los mayores rendimientos de escala, al igual que las fuerzas que favorecen una unidad de cuenta única; a este respecto, el dólar, como moneda dominante, parte con ventaja. Sin embargo, el valor estratégico de los datos sobre pagos y el deseo de soberanía en los sistemas de pago de diferentes jurisdicciones podrían alimentar la fragmentación e incluso las restricciones al uso de algunas monedas. Es posible que se introduzcan controles de capital programables y restricciones específicas en las billeteras electrónicas, y que el sistema monetario internacional evolucione hacia una configuración más multipolar. La coexistencia de múltiples redes conectadas podría incluso fracturar el sistema monetario y financiero si varios emisores privados ganan cuota de mercado y proliferan las plataformas de tokenización. Pero un mundo así sería intrínsecamente frágil. La historia nos enseña que las formas de dinero privado son inestables por todas las razones tradicionales relacionadas con la falta de credibilidad. Cuando no están bien reguladas ni respaldadas por una entidad soberana que pueda cobrar impuestos y hacer cumplir los contratos, las monedas privadas suelen provocar retiradas masivas. Incluso las monedas soberanas pueden ser inestables si se cuestiona la credibilidad de sus instituciones, en particular las fiscales. La cooperación y la regulación internacionales son esenciales para evitar una fragmentación excesiva y la fragilidad financiera.
Un privilegio de integridad
El riesgo de inestabilidad será aún mayor en este nuevo mundo si la pérdida de credibilidad también proviene de la pérdida de la integridad de los datos. El Instituto Nacional de Normas y Tecnología del Departamento de Comercio de Estados Unidos advirtió en 2016 que las computadoras cuánticas pronto podrían resolver problemas que las computadoras convencionales tienen dificultades para gestionar y, según Fusa (2023), serán capaces de descifrar muchos de los sistemas criptográficos de clave pública actualmente utilizados. Este problema suele pasarse por alto. El desarrollo de la criptografía poscuántica, segura tanto frente a las computadoras cuánticas como a las clásicas e interoperable con los protocolos y redes de comunicaciones existentes, está avanzando, pero el resultado es incierto dada la carrera por la potencia de computación. Por lo tanto, las redes de monedas más expuestas a la piratería informática y a la pérdida de integridad sufrirán crisis de confianza y salidas de capital enormes, lo que podría provocar crisis financieras. En un mundo así, la red de monedas que sea más difícil de atacar se vería recompensada con la reducción de sus costos de financiamiento, algo que podría denominarse “privilegio de integridad”.
En conclusión, el impacto de la tecnología en el sistema monetario y financiero internacional será profundo, pero difícil de pronosticar: estará determinado por innovaciones impredecibles, políticas reguladoras y grupos de presión. Es probable que se produzcan importantes riesgos para la estabilidad financiera, como el aumento de la volatilidad de los tipos de cambio, las amenazas para las finanzas públicas en muchas economías y la competencia entre las redes de monedas. Esto podría dar lugar a grandes transferencias de riqueza, lo que alteraría la economía política de la regulación. Así pues, la cooperación internacional es esencial. Por último, las nuevas tecnologías pueden reestructurar la posición de dominio internacional de las monedas y dar lugar a la aparición de un privilegio de integridad.
Las opiniones expresadas en los artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.
Referencias:
Agur, Itai, German Villegas Bauer, Tommaso Mancini-Griffoli, Maria Soledad Martinez Peria, and Brandon Tan. 2025. “Tokenization and Financial Market Inefficiencies.” IMF Fintech Note 25/001, International Monetary Fund, Washington, DC.
Cardozo, Pamela, Andrés Fernández, Jerzy Jiang, and Felipe D. Rojas. 2024. “On Cross-Border Crypto Flows: Measurement Drivers and Policy Implications.” IMF Working Paper 24/261, International Monetary Fund, Washington, DC.
Fusa, Koji. 2023. The Digital Money Wars. E-book.
Graf von Luckner, Clemens, Robin Koepke, and Silvia Sgherri. 2024. “Crypto as a Marketplace for Capital Flight.” IMF Working Paper 24/133, International Monetary Fund, Washington, DC.
Graf von Luckner, Clemens, Carmen M. Reinhart, and Kenneth Rogoff. 2023. “Decrypting New Age International Capital Flows.” Journal of Monetary Economics 138: 104–22.
Reuter, Marco. 2025. “Decrypting Crypto: How to Estimate International Stablecoin Flows.” IMF Working Paper 25/141, International Monetary Fund, Washington, DC.