Las autoridades se han propuesto eliminar todos los obstáculos y contratiempos en las transferencias digitales entre países
En las inmediaciones del antiguo templo hindú de Pura Tanah Lot, que se alza sobre el océano en un afloramiento rocoso de la costa sudoeste de la isla indonesia de Bali, una hilera de puestos de suvenires invita a los turistas a comprar artesanías, pulseras, sarongs y otros productos.
Un cliente se fija en unas gafas de sol a dos dólares. Con una aplicación de billetera móvil, el comprador puede escanear un código QR impreso en blanco y negro sobre un papel gastado y pegado a una mesa de vidrio en la parte trasera del puesto. Introduce el importe y muestra al propietario del puesto la pantalla de confirmación de la transacción. Se completó la venta: sin entregar dinero en mano ni pasar tarjeta.
En el Sudeste Asiático, los pagos fluidos mediante código QR son habituales. Su adopción generalizada se produjo durante la pandemia de COVID-19, durante la cual los gobiernos instaron a los comerciantes a dejar de utilizar efectivo. Estos pagos ofrecen comodidad a los clientes, y resultan mucho más sencillos y económicos para los pequeños negocios que los lectores de tarjetas tradicionales.
QRIS, el estándar nacional de QR de Indonesia, creado por el banco central y la asociación de pagos en 2019, no cobra a las pequeñas empresas por procesar pagos inferiores a 500.000 rupias (USD 30). La liquidación es inmediata. A las transacciones que superan este umbral, solo se les aplica un recargo del 0,3%.
Sin embargo, hay un problema: las transacciones QRIS siguen estando limitadas básicamente al uso nacional. Con una billetera móvil de otro país, seguramente no habría sido posible pagar las gafas de sol.
Los sistemas de pagos instantáneos nacionales fueron transformadores para el Sudeste Asiático, pero luego tanto los reguladores como las empresas “comenzaron a ver que su conexión brindaba oportunidades”, asegura Benjamin Lee, director en funciones de Nexus Global Payments (NGP), una organización sin fines de lucro con sede en Singapur creada por un grupo de bancos centrales en abril de 2025 para mejorar la conectividad transfronteriza.
Por un lado, el número de conexiones bilaterales va en aumento. Tailandia y Singapur fueron los primeros en crear una, en 2021, para conectar sus sistemas de pagos instantáneos. Les siguieron otros, como los de Singapur y la India, o Tailandia y Malasia. Recientemente, Indonesia anunció su intención de establecer vínculos de código QR fuera de la región, con China y Japón. Por otro lado, una iniciativa encabezada por NGP está trabajando en la creación de infraestructura para conexiones multilaterales, con el fin de habilitar toda clase de pagos instantáneos transfronterizos a través de un nodo compartido y un sistema común.
Innovación en pagos móviles
Tras una década de rápida digitalización, y siguiendo los pasos de China y la India, el Sudeste Asiático da impulso a la innovación en pagos móviles. A partir del año 2010, la adopción del teléfono inteligente se disparó y, con ella, la proliferación de plataformas digitales de servicios de transporte con conductor, comida y comercio electrónico, avivadas por miles de millones de dólares en capital de riesgo.
No obstante, un elemento creaba importantes fricciones: los pagos. En el Sudeste Asiático, las tarjetas, en especial las de crédito, se usaban poco, lo que dificultaba la creación de un entorno seguro para las transacciones en línea. Además, solo un pequeño porcentaje de los comerciantes sin conexión tenían medios para instalar lectores de tarjetas. En la mayor parte de las transacciones cotidianas de pequeña cuantía, se utilizaba efectivo, incluso en las grandes ciudades.
Las plataformas digitales necesitaban poder mover el dinero de una forma mejor, no solo entre consumidores y comerciantes, sino también dentro de sus propios ecosistemas de conductores, mensajeros y vendedores. Si la mayor parte de los servicios de alquiler de vehículos con conductor cobraban en efectivo a los pasajeros, las plataformas lo tenían complicado para llevarse su parte.
Las billeteras digitales, como las primeras que presentaron Alibaba en China y Paytm en la India, podían ser la solución para el Sudeste Asiático. Permitían a los usuarios guardar dinero en sus teléfonos, con lo cual era fácil pagar el transporte, la comida o los pedidos en línea sin tener que utilizar efectivo.
Al principio, cada plataforma creó un sistema de bucle cerrado propio. Los pagos funcionaban sin problemas dentro de la aplicación y entre los socios de esta. Para las plataformas, el modelo era eficaz, pero consumidores y comerciantes sufrían la fragmentación. Enseguida, los reguladores se dieron cuenta de que era necesario crear una infraestructura abierta y estandarizada que permitiese los pagos digitales entre distintas plataformas y proveedores.
Consolidación y estandarización
Singapur lideró este impulso. En 2017, la asociación bancaria del país presentó PayNow, un sistema de pagos instantáneos (SPI) para transferencias entre entidades pares. Según Kenneth Gay, director de tecnofinanzas en la Autoridad Monetaria de Singapur (MAS), lo que se pretendía era “crear un mecanismo seguro, sencillo y más rápido para que particulares y empresas de Singapur pudiesen realizar operaciones de pago”.
De forma similar a la UPI de la India, PayNow habilita las transferencias electrónicas de dinero a particulares utilizando únicamente el número de teléfono o de identificación nacional, y a empresas a través de su identificador único; todo en tiempo real, sin interrupción y de forma gratuita.
Singapur amplió también la red de transferencias electrónicas (NETS) para que permitiera los pagos a través de código QR en comercios tradicionales no conectados. La conjunción de estos sistemas dio lugar a un ecosistema de pagos más abierto y conectado, sin dependencia total de las tarjetas o las billeteras exclusivas.
Otros países siguieron su ejemplo. Malasia lanzó DuitNow, y Tailandia, PromptPay; ambos siguen métodos similares al de Singapur y admiten transferencias al estilo de la UPI. Indonesia, por su parte, introdujo BI-FAST y QRIS. El objetivo de todos ellos es unificar los pagos internos de acuerdo con las normas nacionales y crear una infraestructura pública que las empresas de tecnofinanzas puedan utilizar. No obstante, según afirma Gay, “en su mayoría, los pagos transfronterizos seguían siendo lentos, opacos e ineficientes, al depender de varios bancos corresponsales y otros intermediarios”.
Vincular oficialmente los sistemas de pagos instantáneos nacionales de países distintos eliminaría la fragmentación y, según la MAS, “trasladaría los beneficios de los pagos baratos, rápidos y fluidos del ámbito nacional al ámbito transfronterizo”. Tanto los viajeros como los muchos comerciantes que les prestan servicios apreciarían la comodidad que brinda la interoperabilidad entre sistemas de código QR nacionales estandarizados.
Permitir que se efectúen transferencias de fondos internacionales desde un número de teléfono móvil o de identificación a través de un SPI resultaría aún más transformador, además de ser un gran beneficio para las muchas familias que dependen de las remesas de parientes que trabajan en otros lugares de la región.
El proyecto Nexus
Los reguladores y bancos centrales del Sudeste Asiático han comenzado a darse cuenta de que crear vínculos meramente bilaterales comporta un uso demasiado intensivo de los recursos. “Cada vínculo obliga a actualizar la alineación técnica entre los dos SPI implicados y la armonización con las políticas y requisitos nacionales, por ejemplo, en materia de privacidad de datos, seguridad y verificación de sanciones”, cuenta Gay. Fueron necesarios tres años de estrecha colaboración entre varias partes interesadas para llevar a término la vinculación de PayNow y PromptPay.
Ampliar la conexión del SPI a una red de países más extensa resulta más eficiente cuando se utiliza una plataforma de pago multilateral; por esta razón, los bancos centrales y los reguladores acordaron crear NGP, un sistema diseñado para estandarizar la forma en la que los SPI nacionales se conectan entre sí.
“La idea del proyecto Nexus fue concebida originalmente en el centro de innovación de Singapur”, asegura Lee, refiriéndose a la iniciativa de promoción de nuevas tecnologías para la creación de sistemas financieros más seguros, rápidos y conectados del Banco de Pagos Internacionales. Así, explicó que, en vez de establecer conexiones personalizadas para cada nuevo país, el operador del SPI solo debe crear una nueva conexión con Nexus para llegar a todos los países de la red.
Como ocurre con los vínculos bilaterales, para poder explotar un solo nodo a través de Nexus, se requieren estándares técnicos comunes, como normas y procesos operativos compartidos que incluyan mecanismos de privacidad de los datos y salvaguardias frente al lavado de dinero, así como un modelo comercial sólido que proteja los intereses de todas las partes interesadas.
Según Lee, ahora mismo se percibe un avance real. “La región decidió aunar esfuerzos hace aproximadamente dos años, durante la presidencia indonesia del G20. Fue entonces cuando se estableció como prioridad la conectividad de los pagos regionales, que ha culminado en la creación de NGP y el deseo compartido de ampliar esta red a otras jurisdicciones interesadas y preparadas de todo el mundo”.
Actualmente, NGP se centra en el trabajo preliminar para desarrollar sus capacidades y posibilitar que Nexus entre en funcionamiento. Se espera que nombre a un operador técnico para que establezca y ponga en marcha la red este año, según señala Gay, de la MAS. “Esperamos que la primera transacción transfronteriza de Nexus se realice en torno a 2027”, aseguró, antes de ampliarse a otros países interesados.
Una mirada al futuro
La adopción a gran escala de la funcionalidad transfronteriza está supeditada a la colaboración permanente entre gobiernos, bancos centrales y actores del mundo de las tecnofinanzas. Por su parte, los bancos más pequeños también deben mejorar su desempeño; de lo contrario, podrían quedarse atrás en un contexto de rápida transformación del sector de pagos.
Son muchos los bancos del Sudeste Asiático que todavía “funcionan con sistemas heredados”, asegura Arun Kini, director gerente de pagos en la región de Asia y el Pacífico de la empresa de tecnofinanzas Finastra, especializada en ayudar a los bancos a cumplir los nuevos requisitos técnicos y normativos. Kini cuenta que los bancos pueden beneficiarse del florecimiento de los SPI, pero su popularidad también “ha representado un obstáculo” para aquellos que no disponen de la tecnología necesaria para explotarlos.
Por eso, aunque sí se aprecian avances, la visión de NGP de un ecosistema de pagos transfronterizos en el cual particulares, bancos y empresas de tecnofinanzas pueden mover dinero sin esfuerzo entre ellos, más allá de sus fronteras, podría tardar en hacerse realidad. Mientras tanto, siguen apareciendo tecnologías innovadoras para satisfacer las necesidades del día a día.
¿Y cuál ha sido el último invento en llegar al Sudeste Asiático desde China y la India? Los códigos QR en dispositivos portátiles con sonido habilitados para 4G. Estos dispositivos proporcionan una confirmación por audio del monto del pago recibido, con lo cual los comerciantes no necesitan realizar un control visual. Es una solución ideal para pagos móviles en lugares concurridos, como los puestos turísticos que bordean el camino hacia el templo de Tanah Lot en Bali.
Las opiniones expresadas en los artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.