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El sistema de pagos en tiempo real más grande del mundo demuestra el poder de los pagos interoperables

Imagine que está haciendo cola en una cafetería. Llega a la barra, toca el teléfono para pagar, pero le dicen que lamentablemente solo aceptan Apple Pay, y usted intentaba pagar con Google Pay. Usted suspira y se marcha sin el café.

Este pequeño revés viene provocado por un problema considerable: los pagos digitales no siempre son tan cómodos como los pintan. Pero, como ocurre a menudo con la infraestructura, ya sea digital o física, solo nos damos cuenta cuando las cosas no funcionan bien. Lo que falta aquí es interoperabilidad, es decir, que distintas aplicaciones, bancos y plataformas de pago puedan conectarse entre sí sin dificultades.

Muchos sistemas de pagos digitales funcionan como un ecosistema aislado. Si usted y la persona a la que está pagando no utilizan el mismo proveedor de sistemas de pagos, no es posible realizar la transacción. Las plataformas privadas prefieren mantener a los usuarios dentro de sus dominios, en lo que también se conoce como sistemas de bucle cerrado.

La interoperabilidad convierte los ecosistemas aislados en espacios públicos, en los que todo el mundo puede negociar con quien desee. Usted utiliza su aplicación favorita, la otra parte, la suya, y el pago puede realizarse.

Nuestro reciente estudio concluye que esta libertad de elección comporta dos beneficios importantes (Copestake et al., 2025). El primero es una mejor experiencia del usuario. Los consumidores eligen sus aplicaciones favoritas según lo que valoran, ya sea la facilidad de uso, la fiabilidad o los idiomas disponibles. El segundo es una mayor innovación. Los proveedores deben cumplir lo prometido y mejorar sistemáticamente, porque cambiarse es fácil, y no tienen a los usuarios atados.

Aceleración digital

Nuestro trabajo aborda la rápida transición hacia los pagos digitales en la India, y concluye que la interoperabilidad puede empoderar a los consumidores, fomentar la innovación y acelerar el abandono progresivo del efectivo. 

En 2016, el país puso en marcha la Interfaz Unificada de Pagos (UPI), que permite enviar y recibir fácilmente pagos desde todas las aplicaciones y bancos participantes. Este sistema ha transformado el panorama de los pagos en la India y se ha convertido en el sistema de pagos en tiempo real más grande del mundo en volumen, ya que procesa más de 19.000 millones de transacciones al mes.

Claramente, la mayoría de las transacciones se efectúan entre aplicaciones distintas, lo cual no sería posible si estas funcionaran únicamente como sistemas de bucle cerrado. Al mismo tiempo, el uso del efectivo ha disminuido. La historia de la UPI es un ejemplo de aceleración digital facilitada por la interoperabilidad.

Al principio, muchos usuarios se incorporaron a la UPI a través de aplicaciones de confianza, muchas de ellas ofrecidas por sus bancos. El operador de la UPI puso en marcha también una sencilla aplicación pública llamada BHIM, para que los nuevos usuarios se familiarizasen con el sistema.

A medida que la UPI se afianzaba, más de 200 aplicaciones y la mayor parte de los bancos entraron en el mercado. Además, la interoperabilidad permitió a los usuarios pasarse más libremente a aplicaciones nuevas y mejores, sin tener que convencer a otros usuarios de que hicieran lo mismo.

Esta flexibilidad hizo que los nuevos operadores pudieran acceder con mayor facilidad y ampliar sus servicios más rápidamente. Los demás, tuvieron que redoblar esfuerzos. La mayor fiabilidad de las aplicaciones —medida por las tasas de error en las transacciones— atrajo a nuevos usuarios. Con el tiempo, la fiabilidad aumentó de forma generalizada.

La UPI de la India es el sistema de pagos en tiempo real más grande del mundo en volumen, ya que procesa más de 19.000 millones de transacciones al mes.
Impulsar el crecimiento

No obstante, ¿fue la interoperabilidad esencial para el despegue de los pagos digitales, o se habría producido de todas formas? La información sobre dos importantes episodios, en forma de datos nuevos y granulares, revela que, efectivamente, la interoperabilidad fue fundamental para impulsar el crecimiento de los pagos digitales en la India.

En primer lugar, la desmonetización de billetes del país en 2016 (cuando el gobierno retiró de circulación varias denominaciones) empujó a mucha gente a probar los pagos digitales por primera vez. Los usuarios tuvieron que elegir entre las aplicaciones de bucle cerrado o la UPI interoperable. La gran mayoría optó por la UPI, que experimentó un crecimiento mucho más rápido, debido a la posibilidad de realizar transacciones entre distintas aplicaciones, gracias a la interoperabilidad.

En segundo lugar, en 2017, tras un impulso regulador, uno de los principales proveedores de bucle cerrado se incorporó a la UPI, provocando la fusión de dos importantes redes de pagos existentes. ¿Cuál fue el resultado? En los distritos en los que inicialmente había mayor fragmentación —y que por tanto fueron los que más se beneficiaron de este incremento de la interoperabilidad—, los pagos digitales crecieron a un ritmo superior.

Para los usuarios, la red combinada tenía más valor que la suma de sus partes: el uso de ambas redes aumentó, como también lo hicieron las transacciones entre ellas. Los pagos digitales totales aumentaron en relación con los indicadores aproximados del uso de efectivo.

Redes conectadas

La interoperabilidad fue uno de los principales impulsores del éxito de la expansión de los pagos digitales en la India. Sin embargo, también hubo otros factores. Entre ellos, destacan un sistema general de identificación digital, los programas de inclusión financiera e Internet móvil asequible.

Los países que deseen ampliar los pagos digitales pueden extraer varias lecciones de la experiencia de la India. Lo primero es construir una infraestructura abierta. La interoperabilidad puede promover la capacidad de elección del usuario y la innovación. Después, hay que invertir en habilitadores digitales. Es esencial ofrecer datos móviles a precios asequibles, sistemas nacionales de identidad y un amplio acceso a servicios bancarios. Los gobiernos también pueden respaldar la adopción temprana con una aplicación pública que ayude a dar impulso.

También es fundamental realizar un seguimiento del mercado y adaptar la regulación al país. En la India, los proveedores han encontrado maneras de alentar a los usuarios —con códigos QR personalizados, servicios combinados, etc.— a permanecer en sus ecosistemas. A día de hoy, más del 95% de las transacciones de la UPI se inician desde tres únicas aplicaciones y, en aproximadamente la mitad, tanto el pagador como el beneficiario utilizan la misma aplicación. El seguimiento de los patrones de uso, el predominio de las aplicaciones y el costo que supone cambiar de aplicación son esenciales para que las autoridades puedan determinar la mejor forma de preservar la libertad de elección de los usuarios.

Volvamos a la cafetería. Esta vez sí va a poder utilizar su proveedor preferido, pagar instantáneamente y salir del local con su café y un recibo digital. Ese pequeño momento de tranquilidad —que ha sido posible gracias a la interoperabilidad— constituye la base de una transformación digital más amplia. Es lo que permite que los sistemas digitales lleguen a todas las personas, como estas quieran, sin crear nuevos silos.

Si se hace bien, la interoperabilidad convierte sistemas fragmentados en redes conectadas. Refuerza la confianza, acelera la adhesión y garantiza la igualdad de condiciones. Para los países que construyen el futuro de las finanzas, la interoperabilidad no es solo útil, sino fundamental.

ALEX COPESTAKE es economista del Departamento de Estudios del FMI.

DIVYA KIRTI es economista principal del Departamento de Estudios del FMI.

MARÍA SOLEDAD MARTÍNEZ PERÍA es directora adjunta del Departamento de Estudios del FMI.

Las opiniones expresadas en los artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.

Referencias:

Copestake, A., D. Kirti, and M. Martínez Pería. 2025. “Growing Retail Digital Payments: The Value of Interoperability.” IMF Fintech Note 25/004, International Monetary Fund, Washington, DC.