El envejecimiento demográfico no tiene por qué causar un desplome del crecimiento económico ni un aumento de las presiones fiscales
El dividendo demográfico que ha sostenido la expansión económica mundial en las últimas décadas pronto dará paso a un lastre demográfico. En las economías avanzadas ya se está reduciendo la proporción de la población en edad de trabajar. Las mayores economías de mercados emergentes alcanzarán este punto de inflexión demográfico en esta misma década, mientras que los países de ingreso bajo más poblados lo harán de aquí a 2070. ¿Cuáles son las consecuencias de la caída de la fertilidad y el aumento de la longevidad para la economía mundial?
Nuestro reciente estudio con coautores del Departamento de Estudios del FMI compara los efectos económicos desfavorables del envejecimiento de la población con los factores favorables derivados del envejecimiento saludable. Pone de relieve que la mejora de los resultados en el mercado laboral de las personas mayores de 50 años gracias a su mejor estado de salud podría aportar alrededor de 0,4 puntos porcentuales cada año al crecimiento del PIB mundial en el período 2025–50 (partes en azul oscuro de las barras del gráfico 1). Aun así, el crecimiento mundial sería cerca de 1,1 puntos porcentuales más lento que en los años previos a la pandemia si los gobiernos no toman medidas, y casi tres cuartas partes de esa desaceleración se deberían al lastre demográfico. Pero las políticas destinadas a mejorar el capital humano y a que las personas sigan trabajando hasta una edad más avanzada podrían compensar buena parte de ese efecto negativo.
Envejecimiento saludable
Nuestro objetivo es ofrecer una nueva perspectiva sobre el antiguo argumento de que el envejecimiento causará inevitablemente un desplome del crecimiento económico y un aumento de las presiones fiscales. Los datos sobre la población de 41 economías avanzadas y emergentes revelan que las cohortes más recientes de personas mayores —a partir de los 50 años— tienen mejores capacidades físicas y cognitivas que cohortes anteriores de la misma edad. En lo que a las capacidades cognitivas se refiere, no cabe duda de que los 70 son los nuevos 50. Una persona de 70 años en 2022 tenía la misma puntuación de salud cognitiva que una persona de 53 años en 2000. La salud física de los trabajadores de más edad —medida por la fuerza de agarre y la capacidad pulmonar, por ejemplo— también ha mejorado.
Un mejor estado de salud supone mejores resultados en el mercado de trabajo. En el transcurso de una década, la mejora acumulada de las capacidades cognitivas de las personas mayores de 50 años está asociada con un incremento de aproximadamente 20 puntos porcentuales de probabilidad de que las personas sigan trabajando. También con un aumento de seis horas de las horas de trabajo semanales y un incremento de los ingresos del 30%. Todo esto podría mitigar el efecto de lastre que el envejecimiento ejerce sobre el crecimiento.
Impacto económico
Nuestro análisis emplea un modelo de equilibrio general multipaís que tiene en cuenta tanto los cambios desiguales en la estructura etaria de las economías como el hecho de que las personas viven más y en mejor estado de salud. A pesar de los efectos positivos del envejecimiento saludable sobre la oferta de mano de obra y la productividad de los trabajadores mayores, nuestro análisis indica que el crecimiento mundial se ralentizará en el futuro. Algunas economías avanzadas con poblaciones relativamente más envejecidas (como Japón) probablemente experimentarán una contracción de sus economías. Se espera que otras (sobre todo Canadá y Estados Unidos) continúen creciendo durante este siglo, aunque a un ritmo más lento.
Entre las economías de mercados emergentes y en desarrollo, China sufrirá un descenso especialmente acusado del crecimiento del PIB. El crecimiento chino se ralentizará alrededor de 2,7 puntos porcentuales con respecto al período 2016–18, debido a factores demográficos sumamente adversos, así como a la inminente convergencia con la curva de productividad mundial. Creemos que India experimentará una desaceleración económica más moderada, de unos 0,7 puntos porcentuales en 2025–50, ya que su estructura demográfica le seguirá favoreciendo a corto plazo. No obstante, el crecimiento de India y de los países en desarrollo de ingreso bajo se desacelerará de manera más pronunciada a partir de 2050.
Políticas que ayudan
Estas proyecciones no son inmutables. En muchos países, una parte considerable de los trabajadores abandonan el mercado de trabajo a partir de los 50 años, mucho antes de la edad de jubilación. La mejora de la salud en los últimos decenios indica que las políticas de salud pueden fortalecer el capital humano de los trabajadores de más edad, lo que daría lugar a vidas laborales más prolongadas y productivas. Las políticas que reducen las considerables disparidades en materia de salud entre grupos socioeconómicos y países podrían reforzar esta tendencia. También podrían ayudar otras políticas destinadas a elevar la oferta de mano de obra, especialmente de las mujeres, y ajustar los incentivos para fomentar carreras profesionales más largas.
¿Servirá esto para cambiar las cosas? Analicemos el siguiente escenario. Primero, supongamos que los gobiernos adoptan nuevas medidas de salud pública que reducen las diferencias entre países en cuanto a la capacidad funcional de las personas mayores en aproximadamente una cuarta parte durante las próximas cuatro décadas. Segundo, imaginemos que estas medidas de salud se complementan con modificaciones de los planes de jubilación, programas de formación y condiciones laborales más flexibles que incentiven un incremento gradual de la edad efectiva de jubilación para adaptarla al aumento de la esperanza de vida. Por último, supongamos que las políticas públicas propician una reducción de tres cuartas partes de las brechas de género en la participación en la fuerza laboral de aquí a 2040.
Nuestras simulaciones indican que estas políticas podrían elevar el crecimiento anual del producto mundial en aproximadamente 0,6 puntos porcentuales durante los próximos 25 años (partes de color azul claro de las barras del gráfico 1). Esto compensa casi tres cuartas partes del lastre demográfico estimado durante ese período. Los dividendos de crecimiento varían de unos países a otros. El crecimiento de India, por ejemplo, podría registrar un fuerte impulso dada su amplia brecha de género en la participación en la fuerza laboral. Las economías europeas en las que la edad efectiva de jubilación es relativamente baja en comparación con la esperanza de vida (como España, Grecia e Italia) se beneficiarían de los incentivos para prolongar la vida laboral.
Para la mayoría de los países incluidos en nuestro estudio, las mejoras de la salud y de la oferta de mano de obra que se contemplan en este ejercicio son comparables a las tendencias observadas durante las dos últimas décadas, y son perfectamente realizables.
Este artículo se basa en el capítulo 2 de la
edición de abril de 2025 de Perspectivas de la economía
mundial (informe WEO), elaborado por Bertrand Gruss, Eric Huang, Andresa
Lagerborg, Diaa Noureldin y Galip Kemal Ozhan, con apoyo de Pedro de Barros
Gagliardi y Ziyan Han.
Las opiniones expresadas en los artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.