Durante siglos, las naciones árabes lideraron el mundo en la búsqueda de conocimientos e innovaciones científicas, y fueron algunos de los lugares más avanzados en materia económica en todo el planeta. Hoy en día, Oriente Medio y el Norte de África, una región conformada por países con diversos panoramas políticos y económicos, se encuentran en una encrucijada.
En las décadas recientes se han registrado importantes cambios, como las revoluciones de la Primavera Árabe, y a la vez los cambios tampoco han sido suficientes, sobre todo en lo que se refiere a la transformación de las economías con el fin de colmar las aspiraciones de una vida mejor de los ciudadanos. Varios países están inmersos en conflictos. En otros, los niveles de endeudamiento son alarmantemente altos.
Lo que está en juego es, en definitiva, la estabilidad y la cohesión social. El desempleo entre los jóvenes de la región es uno de los más altos del mundo. Más de 100 millones de jóvenes llenos de esperanza se incorporarán a la fuerza laboral en los próximos 10 años, todos inquietos por ser incluidos. El progreso será limitado si las mujeres no cuentan con oportunidades para salir adelante. El desafío económico no es tan solo de índole técnica; es también un desafío profundamente político.
Con ocasión del próximo encuentro de los líderes económicos en Marrakech, Marruecos, durante las Reuniones Anuales del FMI y el Banco Mundial, en este número de F&D se examina cómo el mundo árabe puede aprovechar las oportunidades de crecimiento y restablecer su lugar en la economía.
“Es el momento de replantearse los motores del crecimiento económico”, señalan Jihad Azour y Taline Koranchelian del FMI. La actividad dominada por el Estado será difícil de sustentar. Algunas economías tienen que lograr crecimiento duradero y equitativo, y al mismo tiempo mejorar las perspectivas de empleo de los jóvenes y aprovechar al máximo el capital humano que aportan las mujeres.
Para una verdadera transformación, explican Azour y Koranchelian, se necesita reforzar la transparencia y la obligación de rendición de cuentas del sector público, modernizar las instituciones económicas, fomentar los emprendimientos privados y agilizar la respuesta ante la transición energética mundial. Otros autores proponen eliminar los obstáculos a la igualdad, cuestionar normas sociales y confrontar los intereses arraigados.
Modernizar la banca y el comercio puede ser una estrategia importante. Para esto es necesario eliminar las barreras a las empresas y la inversión, dentro de la región y a escala mundial, escriben Nasser Saidi y Aathira Prasad, que muestran cómo los estados del Golfo —con sus actuales vínculos mundiales, economías cada vez más diversificadas e infraestructura de inversión y comercio— pueden marcar el rumbo para la región.
Las finanzas digitales tienen un enorme potencial para promover la inclusión financiera y el crecimiento económico, afirma Amjad Ahmad, y procede a plantear reformas de políticas para crear un sector bancario competitivo y atraer capital de riesgo para empresas tecnofinancieras emergentes.
No cabe duda de que también están en juego fuerzas regionales y mundiales. Los cambios en el grado de implicación de Estados Unidos, la creciente influencia de China y otros alineamientos políticos regionales suponen una transformación geopolítica generacional, escribe Vali Nasr, y manifiesta que esto creará nuevas posibilidades para la región.
En otras secciones, Rania Al-Mashat aboga por el acceso equitativo al financiamiento para el clima, presentamos a tres empresarias que están propulsando cambios positivos en la región y trazamos una semblanza de Minouche Shafik, una prominente economista cuya carrera se ha desarrollado en el ámbito de las políticas y en el entorno académico.
Los desafíos a los que se enfrenta la región quizá sean imponentes, pero el potencial y el dinamismo de sus habitantes y sus líderes económicos también son formidables. Históricamente, estamos ante un momento crucial para actuar con resolución y pensar con creatividad acerca del futuro del mundo árabe. Y quizás ante una oportunidad para que la herencia de esa región se convierta en su destino.
En cuanto al equipo de F&D, hemos decidido que es la hora de ser audaces y creativos aquí en nuestras propias páginas. En este número, presentamos nuestro nuevo diseño que busca mejorar la experiencia de lectura mediante una delineación visual más clara de las secciones. La idea es establecer una marca más dinámica y reconocible de F&Dal tiempo que seguimos difundiendo el pensamiento de vanguardia en cada número.
Como siempre, gracias por leernos.
Gita Bhatt, Directora Editorial
Las opiniones expresadas en los artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.