En el curso de los últimos 30 años, el FMI se ha adaptado a los shocks mundiales y a las cambiantes necesidades de los países miembros
El FMI siempre se ha adaptado a las necesidades cambiantes de sus países miembros, y así lo evidencia la forma en que ha respondido a desafíos como la volatilidad de los precios de las materias primas en la década de 1960, los shocks de los precios del petróleo en la década de 1970, la crisis de la deuda en los años ochenta, y la transición de las economías de planificación central a economías de mercado en los años noventa.
Pero en los últimos 30 años el ritmo de los cambios se ha acelerado. En respuesta a las crisis financieras, el FMI no solo incrementó los préstamos (ver los gráficos), sino que reforzó las herramientas de prevención y resolución de crisis que ofrece a sus países miembros. Los cambios en las condiciones económicas mundiales y las nuevas corrientes de ideas también han impulsado numerosas reformas. Por ejemplo, tras una década de crecimiento poco dinámico en los países de ingreso bajo a mediados de los años noventa, el FMI replanteó su estrategia para dar prioridad al crecimiento y la reducción de la pobreza. A mediados de la década de 2000, surgieron desequilibrios mundiales y el FMI modificó su marco de supervisión y desarrollo para evaluar con más precisión los tipos de cambio y la suficiencia de las reservas.
Más recientemente, cuando la gobernanza, la igualdad de género, la digitalización y la adaptación al cambio climático, junto con la atenuación de sus efectos, han planteado cuestiones de importancia crítica desde el punto de vista macroeconómico, el FMI ha ayudado a los países miembros a abordarlas, proporcionando a la vez asesoramiento sobre políticas macroeconómicas, financieras y cambiarias. Conforme continúa evolucionando el panorama mundial, la institución no abandona su cometido y, ciñéndose a su mandato, introduce constantemente innovaciones para fomentar la estabilidad económica y financiera, tanto dentro de los países como a escala internacional. Gracias a ese compromiso, el FMI está en condiciones de hacer frente a los complejos desafíos de hoy y a los acontecimientos imprevistos de mañana.
1. 1995-2005: Reformas de los préstamos para los países de ingreso bajo
En respuesta al deslucido desempeño macroeconómico y la contracción de los ingresos per cápita durante la crisis de la deuda, el FMI reformó sus herramientas de préstamo a mediados de la década de 1990 para centrar la atención en el crecimiento y la reducción de la pobreza en los países de ingreso bajo, además de conceder alivio total de la deuda relacionada con obligaciones pendientes.
2. 1995-2002: Crisis financieras en los mercados emergentes
Las crisis financieras de los mercados emergentes llevaron al FMI a reforzar la supervisión de los tipos de cambio y los sectores financieros, crear modelos de alerta anticipada, centrar la atención en los análisis de sostenibilidad de la deuda y los balances sectoriales, y mejorar el suministro y la divulgación de datos. El FMI simplificó la condicionalidad y creó instrumentos de financiamiento contingente para países con políticas sólidas, pero que se ven contagiados por los efectos de las crisis en países vecinos y los shocks mundiales.
3. 2008-2014: Crisis financiera mundial
Durante la crisis financiera mundial, el FMI incrementó sus préstamos, racionalizó la condicionalidad, reforzó el conjunto de herramientas disponibles y emitió el equivalente a USD 284.000 millones en derechos especiales de giro (DEG). Mejoró sus herramientas de prevención de crisis y su marco de supervisión para detectar más eficazmente los efectos de contagio transfronterizo y ayudar a los países a gestionar los flujos de capital volátiles.
4. 2020-2022: Pandemia de COVID-19
Durante la pandemia, el FMI proporcionó de inmediato financiamiento de emergencia a una escala sin precedentes y suspendió los pagos del servicio de la deuda de los países miembros más pobres. Además, emitió el equivalente a USD 650.000 millones en DEG, habilitando el Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad (FFRS) para que los países miembros más ricos canalizaran DEG a países más necesitados.
Las opiniones expresadas en los artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.