Stefanie Stantcheva explica cómo se pueden aumentar los impuestos sin desalentar a los innovadores
La razón de ser del Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos está grabada en piedra en la fachada de su edificio de Washington D. C.: “Los impuestos son lo que pagamos para tener una sociedad civilizada”. Estas palabras pertenecen a Oliver Wendell Holmes Jr., un juez que integró la Corte Suprema a principios del siglo XX. Sin embargo, algunos estadounidenses destacados de la actualidad, como Steve Jobs, sostienen que la innovación es lo que realmente permite que las sociedades evolucionen. “La innovación es lo que separa a un líder de un seguidor”, decía Jobs. Así pues, ¿qué sucede cuando lo uno juega en contra de lo otro, cuando los impuestos comienzan a afectar la innovación?
Stefanie Stantcheva busca conocer de qué modo la política tributaria puede fomentar o desmotivar el espíritu innovador, un tema que estudia en el Laboratorio de Economía Social de la Universidad de Harvard, fundado por ella misma. Su fascinación por la economía comenzó durante su infancia en Bulgaria, donde creció en la década de 1990, en una época de episodios de hiperinflación. Luego vivió en Francia y en Alemania oriental, donde se topó con nuevos enigmas económicos por resolver. Stantcheva estaba destinada a convertirse en economista y, desde entonces, ha venido realizando investigaciones notorias.
Su trabajo sobre tributación e innovación le valió la medalla John Bates Clark de 2025 —conocida como el “Baby Nobel” de Economía—, que se otorga a economistas menores de 40 años que han realizado las contribuciones más importantes al pensamiento y el conocimiento económicos.
El planteamiento fresco de Stantcheva ha arrojado luz sobre tendencias como el pensamiento de suma cero, que cuestiona las creencias convencionales sobre el crecimiento y, según la investigadora, ayuda a explicar en qué se basa la percepción que tienen las generaciones más jóvenes sobre las políticas económicas.
Stantcheva, que ocupa la cátedra Nathaniel Ropes de Economía Política de Harvard, conversó con la colaboradora de F&D Rhoda Metcalfe acerca de antiguas y nuevas ideas en el ámbito de la política económica.
F&D: Ha participado en numerosos estudios que invitan a la reflexión, pero es su trabajo sobre tributación e innovación el que ha recibido una gran atención. ¿Cuál es la relación entre estos temas?
SS: Existe una relación importante. Los innovadores e inventores son agentes económicos, como cualquier otra persona, y les interesan los incentivos y beneficios económicos. Nuestros estudios muestran los efectos de los impuestos en los inventores de Estados Unidos desde la década de 1930. Buscábamos entender de qué modo los impuestos determinan la cantidad de innovación, su ubicación en los distintos estados y su calidad. Descubrimos que la tributación tenía un efecto negativo en la innovación, tanto en lo que respecta a la cantidad —medida en función del número de patentes— como a su ubicación. Los estados con mayores impuestos sobre la renta personal y, en particular, sobre la renta de sociedades, pierden la batalla de la innovación ante los estados con impuestos sobre la renta más bajos.
F&D: Entonces, ¿todo lo que debe hacer un estado para atraer más innovación, más empresas emergentes, es reducir los impuestos?
SS: Es más complicado que eso, ya que los impuestos existen por una buena razón. Es necesario generar ingresos para financiar gastos públicos importantes. En un estado que cuenta con muchas facilidades —medidas, por ejemplo, en función del número de inventores que ya están ubicados allí, o de su infraestructura para la investigación—, se atenúan los efectos del alto nivel de impuestos. Por ejemplo, en California los impuestos son relativamente elevados, pero los innovadores quieren establecerse allí de todos modos porque ya hay mucha innovación y por las numerosas facilidades que ofrece, que se financian en parte gracias a los altos impuestos. Esto también sucede en otros países donde se conceden muchas patentes, por ejemplo en Europa occidental y Canadá. Los inventores superestrella se trasladan mucho y tienen en cuenta los impuestos. Los efectos de la migración son importantes para los inventores altamente cualificados.
La conclusión es que, como los impuestos son necesarios por muchas razones, es importante atenuar sus efectos económicos negativos. El modo en que se utilizan los ingresos es crucial. Los ingresos que promueven la infraestructura para la investigación y la innovación, y hacen que un lugar resulte atractivo, hacen que un estado o país pueda tener un nivel alto de impuestos sin perder toda su capacidad de innovación.
F&D: La tributación es un tema recurrente en sus estudios. ¿Qué la hace tan interesante?
SS: A nadie le gustan los impuestos, ¿verdad? Pero afectan muchísimos aspectos de nuestras vidas. Un sistema tributario bien diseñado puede fomentar el crecimiento y la igualdad y ofrecer excelentes servicios públicos e infraestructuras, mientras que un sistema tributario deficiente puede tener un terrible efecto dominó que obstaculice el desarrollo económico. La tributación es una herramienta muy poderosa, por lo que es importante estudiarla y entenderla bien.
F&D: Algo que distingue a sus investigaciones es el modo en que usa las encuestas, ya que, pese a no ser un elemento novedoso, su forma de utilizarlas es un poco diferente. ¿Podría explicarlo?
SS: Las encuestas se usan desde hace mucho tiempo en el campo de la economía, pero hay cosas que los datos, sin importar qué tan buenos sean, no logran reflejar en absoluto; aspectos como el razonamiento, las percepciones, las creencias y las actitudes de las personas. Es por esto que las encuestas que hacemos en el Laboratorio de Economía Social son tan importantes. Tratamos de entender qué piensan los individuos sobre las cuestiones y las políticas económicas. Analizamos en profundidad cómo razonan, los motivos por los que lo hacen y por qué tienen ciertas opiniones y no otras. Además, nuestras encuestas suelen incorporar elementos experimentales, de forma que algunos encuestados verán un tipo de información y otros verán algo diferente. Así podemos observar qué surge de esa información adicional o al analizar el tema desde ese ángulo distinto. Estamos creando macrodatos sobre algo poco común: lo que sucede en la mente de las personas. Podemos analizarlos de manera cuantitativa. Podemos ver tendencias y comprender la relación causa y efecto. Podemos extraer muchas enseñanzas a partir de esto.
F&D: ¿Podría dar un ejemplo?
SS: Hemos tratado de analizar qué se piensa en 20 países acerca de las principales políticas climáticas. Un ejemplo interesante es la decisión entre gravar la contaminación o prohibirla por completo. ¿Deberían cobrarse impuestos sobre los automóviles contaminantes, pero dejar que los compren de todos modos quienes están dispuestas a pagar el precio? ¿O deberían prohibirse completamente esos automóviles? Según la teoría económica, un impuesto es más eficiente que una prohibición total, pero el público no lo ve así, y nuestras encuestas nos ayudan a comprender por qué. Resulta que los individuos se rigen por una gran preocupación por la equidad y creen que es injusto que los ricos puedan pagar sin más por contaminar, mientras que otros no pueden hacerlo. Por ello, consideran que una prohibición total es más justa.
F&D: Su otro estudio sugiere que son más quienes piensan en términos de suma cero. ¿De qué se trata?
SS: El pensamiento de suma cero es la creencia de que si una persona o grupo obtiene una ganancia, es necesariamente a expensas de otro. Es la creencia de que la cantidad de un bien es limitada. Es decir, si alguien se queda con una porción más grande del pastel, yo recibo una más pequeña. Esto se opone a la mentalidad de suma positiva, es decir, la creencia de que podemos aumentar el pastel y no tenemos que competir directamente el uno contra el otro. Nos propusimos estudiar cómo se distribuye esta mentalidad en Estados Unidos —entre diferentes grupos, diferentes generaciones, diferentes lugares—, de dónde surge y de qué modo determina las opiniones sobre las políticas públicas. Resulta que, en Estados Unidos, el pensamiento de suma cero es mucho más frecuente entre las personas más jóvenes. Esto podría parecer sorprendente, pero también se da en otros países ricos. Las circunstancias económicas son realmente importantes. Es mucho más probable que quienes han crecido en tiempos de menor crecimiento y menos movilidad, como es el caso de las generaciones más jóvenes de Estados Unidos, se inclinen por el pensamiento de suma cero.
Esta tendencia se invierte en las economías de mercados emergentes, donde hay un mayor crecimiento y más movilidad que antes. En estos países, las generaciones más jóvenes tienen una menor mentalidad de suma cero que las generaciones anteriores. Las circunstancias económicas también son importantes a nivel individual. Por ello, si una familia ha ascendido en el escalafón social, es menos probable que sus miembros tengan una mentalidad de suma cero.
F&D: ¿Cree que esto podría politizar aún más los debates sobre la política económica?
SS: Lo interesante sobre el pensamiento de suma cero es que, a diferencia de muchas otras cosas hoy en día, no es una cuestión partidista, sino que está presente por igual en ambos lados del espectro político. No hay un grupo político que se incline más que otro por las ideas de suma cero. Sin embargo, sí explica mucho las diferencias de opiniones dentro de los propios partidos. Por ejemplo, quienes tienen una mayor mentalidad de suma cero desean más intervención pública para proteger al grupo que se ve perjudicado por la situación de suma cero. Quienes se inclinan más por el pensamiento de suma cero están a favor de una mayor redistribución, guiados por la idea de que las ganancias de los ricos se obtienen a expensas de los pobres. Es interesante pensar sobre esto teniendo en cuenta que, en la actualidad, las generaciones más jóvenes se inclinan más por las ideas de suma cero. ¿Qué podría implicar esto para las políticas en el futuro?
Esta entrevista ha sido editada para efectos de brevedad y claridad. Para escuchar la entrevista completa, diríjase a www.imf.org/podcasts.
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