Confiamos a los economistas la salud de la economía mundial: ¿deberían, como los médicos, prestar un juramento de ética profesional?
No soy más que una gota de agua en un océano de realidades sociales, políticas y económicas. Y, sin embargo, encarnando la esencia de todo ese océano, desarrollaré mis funciones con desapego, libre de ataduras emocionales a los resultados o a la seducción del reconocimiento.
Dedicándome a comprender nuestro mundo y contribuir al avance de las libertades individuales, bebiendo para ello del saber ancestral y los principios universales que tienden puentes entre experiencias humanas, prometo dejar a un lado mis impulsos pasajeros y elevar mis sentimientos, pensamientos y acciones en pos del conocimiento, la libertad y el servicio.
Las personas tras las cifras
Siempre tendré presente que, tras las cifras y los códigos, hay personas con sueños, aspiraciones y necesidades.
Tradición y libertad
A la hora de definir políticas, respetaré las tradiciones locales, pero me inspiraré en las libertades humanas universales, en tanto me aseguro de que mis valores marquen el rumbo, pero no predominen.
Escucha humilde, expresión meditada
Aplicando la imaginación y la curiosidad, tendré como objetivo descubrir facetas ocultas de las personas, los lugares y las ideas, valorando para ello la comprensión por encima del juicio impulsivo.
Diversidad en la comprensión
Honraré las verdades procedentes de distintas voces, independientemente de su trasfondo, elocuencia o identidad.
Conciencia de los motivos, pero también objetividad
Reconoceré honestamente mis inclinaciones personales, ideología política y ambiciones, y al mismo tiempo haré un esfuerzo sincero por anclar mi trabajo y asesoría en la objetividad.
Veracidad a través de los datos
Me comprometo a usar los datos para desvelar y dimensionar las verdades más profundas sobre nuestra vida económica, incluso con prevalencia sobre las relaciones causa-efecto.
Coraje y humildad en el aprendizaje
Prometo afinar continuamente mis conocimientos especializados, aprender de mis errores y mantener una actitud abierta ante nuevos descubrimientos, incluso aquellos que desafíen mis creencias de base.
Progreso con perspectiva
Más allá de la promoción de la renta individual y nacional, me comprometo a contribuir al progreso enraizado en el bienestar de las personas y la prosperidad inclusiva.
Claridad en medio de la complejidad
Comunicaré mis descubrimientos con claridad y sin pretensiones, de manera que las ideas complicadas resulten accesibles y al mismo tiempo se respete su complejidad.
Administración compartida
Comprometido con la sociedad civil, estimularé una participación más amplia en el diálogo económico, haciendo hincapié en nuestra apuesta común por la economía futura.
Pragmatismo con principios
Las presiones del mundo real podrían empujarme a perseguir logros rápidos o soluciones para complacer a los votantes, pero me esforzaré por apuntar hacia políticas fundamentadas en principios sólidos y de bienestar social.
Mentoría del mañana
Guiando e inspirando a los economistas del futuro, me aseguraré de que la antorcha del conocimiento y la curiosidad brille con más fuerza a través del tiempo.
Enfoque en el futuro
Me esforzaré por dar forma a una economía que beneficie al planeta y a las generaciones futuras, atribuyendo el valor adecuado a las recompensas futuras del crecimiento sostenible.
Ver lo invisible
Consciente de las potenciales distorsiones resultantes de los intereses cambiantes, me acordaré de los que no tienen representación, sopesando los beneficios visibles en contraposición a los costos invisibles que afectan a las partes interesadas que no tienen voz.
Una senda basada en principios
Incluso cuando no existan normas externas ni leyes, mi posición ética se mantendrá firme: fomentar el progreso o evitar causar daño, y no olvidar jamás las implicaciones sociales de mi trabajo.
Con esta promesa, asumo de corazón el compromiso de dedicar mi conocimiento y esfuerzo al bien común, siempre consciente de mi deber para con las personas, el planeta y el progreso.
Las opiniones expresadas en los artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.