Hemisferio Occidental
Perspectivas Económicas: Las Américas -
Una recuperación despareja
octubre de 2018
Informe
En medio de un agravamiento de las tensiones comerciales, condiciones financieras más restrictivas y volatilidad en los mercados de materias primas, la recuperación en América Latina y el Caribe (ALC) se ha moderado y se ha tornado más despareja. La recuperación se ha desacelerado en algunas de las principales economías de la región (Brasil y México), e incluso se detuvo en el caso de Argentina, debido a que el efecto de las fuerzas externas en contra se ha visto amplificado por vulnerabilidades específicas de los países. En la misma línea, los precios más altos del petróleo, sumados a una mayor incertidumbre política, han empañado las perspectivas a corto plazo de varias economías de América Central. Aún no se ve un final para la crisis económica y humanitaria en Venezuela. Mientras tanto, la mejora de los términos de intercambio en el último año y el repunte de la confianza de los consumidores y las empresas han estimulado las perspectivas de crecimiento en algunas economías andinas, y en el Caribe la actividad está recuperándose como consecuencia de un cierto aumento del turismo gracias al sólido crecimiento en Estados Unidos y el mundo. Los riesgos a la baja para las perspectivas económicas de ALC han aumentado, con menos posibilidades de resultados sorpresivos al alza. Dado que las principales monedas están registrando fuertes caídas y que los niveles de deuda siguen siendo relativamente elevados en muchas economías de la región, el margen para aplicar políticas de apoyo contracíclicas en el corto plazo es en general limitado. Y como las necesidades de financiamiento externo son relativamente importantes en algunos países y los flujos de capital están decayendo, las autoridades de la región deben estar preparadas para afrontar nuevas presiones de salida de capitales. En este sentido, la flexibilidad de los tipos de cambio seguirá siendo clave, aunque la intervención en el mercado cambiario podría estar justificada en casos de volatilidad excesiva y trastornos en los mercados. Más allá del corto plazo, los países deben seguir centrando la atención en las reformas estructurales que son tan necesarias para estimular la capacidad productiva y ayudar a consolidar un crecimiento vigoroso, duradero e inclusivo a mediano plazo. Las reformas deben procurar incrementar las tasas de ahorro e inversión, reducir la asignación deficiente de recursos, flexibilizar los mercados de trabajo y reducir la informalidad, liberalizar el comercio, mejorar el clima de negocios y seguir reforzando los marcos para combatir la corrupción.