Antes de la pandemia, a los inversionistas les preocupaba que las tasas
de interés y la inflación persistentemente bajas pudieran mermar los
beneficios de los bancos. Paradójicamente, también les preocupaba la
rentabilidad de los bancos cuando, con la reapertura tras la COVID-19,
se dispararon la inflación y las tasas de interés de los bancos
centrales. La quiebra del Silicon Valley Bank y de otros prestamistas
estadounidenses a principios de 2023 pareció confirmar estos temores.
Nuestro nuevo estudio sobre la relación entre la inflación y la
rentabilidad bancaria nos ayuda a comprender estas preocupaciones. La
mayoría de los bancos están en buena medida a salvo de las fluctuaciones
inflacionarias, ya que la exposición de sus ingresos y sus gastos
tienden a compensarse mutuamente. Sin embargo, algunos presentan una
exposición significativa a la inflación, lo que podría causar
inestabilidad financiera en el caso de que pérdidas concentradas
provocaran un pánico más generalizado en el sector bancario. Varios
bancos centrales importantes están reexaminando sus marcos de política
monetaria tras el repunte inflacionario pospandemia, y una comprensión
más profunda de los vínculos entre la inflación y la rentabilidad
bancaria podría ayudar a diseñar mejores marcos de política monetaria.
Los resultados de nuestra investigación indican que los bancos centrales
quizá deberían tener en cuenta la estabilidad financiera al fijar su
política monetaria para combatir la inflación.
La inflación importa
¿Es importante la inflación para la rentabilidad bancaria? Sorprende la
escasa atención que se le ha prestado a esta pregunta. Para darle
respuesta, combinamos datos sobre balances e ingresos de más de 6.600
bancos de economías avanzadas y emergentes con casi tres décadas de
datos económicos del FMI.
La mayoría de los prestamistas parecen estar en buena medida cubiertos
frente a la inflación, ya que tanto los ingresos como los gastos de los
bancos aumentan con la inflación en grados similares. Los ingresos y los
gastos vinculados al endeudamiento y la concesión de préstamos están
expuestos indirectamente a la inflación, pues reaccionan principalmente
a las tasas de interés de política monetaria, que fluctúan en respuesta
a la inflación. En cambio, otros ingresos y gastos —como los derivados
de actividades bancarias no tradicionales, servicios, salarios y
alquileres— se ven afectados de manera directa por las variaciones de
precios.
A escala nacional, el impacto de la inflación en los ingresos y gastos
de los bancos varía considerablemente de un sistema bancario a otro. En
algunos países, las variaciones en la inflación se reflejan en los
ingresos y gastos de forma mucho más rápida que en otros. Sin embargo,
de nuevo, dado que en la mayoría de los países ambos aumentan en grados
similares, gran parte de los sistemas bancarios parecen estar, en buena
medida, protegidos contra la inflación.
Exposiciones concentradas
Entonces, ¿debe preocuparnos la inflación?
Nuestro estudio identifica vulnerabilidades específicas: algunos bancos
son especialmente susceptibles a la inflación debido a sus diferentes
modelos de negocio y de gestión del riesgo. Los bancos atípicos, tanto
en las economías avanzadas como en las de mercados emergentes y en
desarrollo, pueden sufrir grandes pérdidas si se disparan la inflación y
las tasas de interés.
Sorprendentemente, el 3% de los bancos de las economías avanzadas y el
6% de los bancos de las economías emergentes están al menos tan
expuestos a las tasas de interés elevadas como lo estuvo el Silicon
Valley Bank en el momento de su quiebra. Además, los bancos de las
economías emergentes parecen estar más expuestos a la inflación de
manera directa, posiblemente debido a una indexación de precios más
generalizada.
Consecuencias en materia de política monetaria
En un contexto de inflación elevada, el endurecimiento de la política
monetaria, aunque necesario, podría acarrear pérdidas significativas
para los bancos muy expuestos. En este caso, los clientes y los
inversionistas podrían considerar que los riesgos atañen a todos los
bancos, lo que podría desencadenar pánico e inestabilidad financiera.
Reforzar la regulación y la supervisión prudenciales, aumentar la
gestión de riesgos que se exige a los bancos, mejorar la transparencia y
utilizar evaluaciones de riesgo detalladas que tengan en cuenta los
factores clave que nuestro estudio destaca para un amplio conjunto de
bancos ayudaría a contener de manera sistemática la exposición a la
inflación.
Pese a estas mejoras, si las pérdidas en algunos bancos dejan margen
para un contagio más amplio, los bancos centrales podrían tener que
sopesar las subidas de tasas para contener la inflación a la luz de que
ese movimiento pueda provocar inestabilidad financiera.