La inteligencia artificial, las redes sociales y la banca móvil pueden ocasionar más retiros masivos de depósitos de los bancos, y es posible que las salvaguardias del pasado vayan a quedarse cortas
Los retiros repentinos de depósitos de los bancos —acelerados por la tecnología digital— contribuyeron a las quiebras de Silicon Valley Bank, Signature Bank y First Republic Bank en Estados Unidos y de Credit Suisse en Suiza en el segundo trimestre de 2023. Una compleja constelación de factores llevó a los clientes a perder la confianza en la salud financiera de estos bancos, pero la propagación de rumores en las redes sociales y la posibilidad de retirar depósitos con solo oprimir un botón en las aplicaciones móviles aceleraron el ritmo al que los clientes sacaron su dinero de los bancos hasta niveles nunca antes vistos: en anteriores pánicos bancarios, como durante la crisis financiera mundial, las redes sociales y las aplicaciones de banca móvil no se conocían o apenas existían.
Hay diferencias de un banco a otro, y son varias las razones por las que los clientes pueden de pronto cuestionar la viabilidad de una institución. No obstante, como lo demuestran los acontecimientos de 2023, el riesgo de que se produzcan retiros masivos repentinos puede depender en general de los avances de las fronteras digitales de los bancos.
Los pánicos bancarios ocurren cuando muchos clientes retiran al mismo tiempo sus depósitos debido a inquietudes acerca de la salud financiera de la institución. Aunque algunos depósitos suelen estar asegurados mediante sistemas nacionales de garantía de depósitos, los no asegurados pueden ser retirados si surgen ese tipo de inquietudes. Incluso si el banco es fundamentalmente sólido, una sospecha de problemas podría materializarlos si la institución no cuenta con suficientes fondos líquidos para cubrir los retiros de los clientes.
En el peor de los casos, un banco que en otras circunstancias saldría adelante podría colapsar si los temores desencadenan un pánico. Las secuelas de los retiros masivos pueden ir más allá del costo para los propietarios de los bancos y los acreedores restantes, y pueden suscitar preocupaciones para la estabilidad financiera. Los pánicos bancarios pueden ser contagiosos y perjudicar el crecimiento económico real. Por este motivo, las autoridades y los reguladores financieros han establecido una red de gobernanza para contener el riesgo.
Aceleración de los retiros
Un banco típico se financia principalmente a partir de los depósitos que capta de empresas y hogares. El banco retiene una parte de estos depósitos para atender posibles retiros. El resto se usa para generar ingresos para el banco. Por ejemplo, el banco ofrecerá préstamos a personas o empresas que necesiten financiamiento.
El modelo de negocio depende de que los depositantes no retiren su dinero todos al mismo tiempo. De llegar a suceder, el banco no podrá reembolsar todo el dinero porque los depósitos estarán atados a préstamos a más largo plazo concedidos a otros clientes.
En tiempos normales, el financiamiento de las actividades de préstamo del banco a partir de los depósitos tiende a ser estable. Los depositantes suelen mantener saldos en sus cuentas para gastos como vivienda y víveres. Las fluctuaciones de las cuentas individuales de los depositantes por lo general se neutralizan entre sí con el tiempo entre los diferentes titulares de cuenta.
Pero si surgen rumores de que un banco quizás esté en riesgo de colapsar, pueden producirse retiros generalizados. Si estos retiros ocurren pausadamente, el banco tendrá tiempo de conseguir otras fuentes de financiamiento o de vender activos para captar fondos. En cambio, los retiros rápidos pueden tumbar un banco antes de que pueda conseguir fuentes alternativas de financiamiento.
Por lo tanto, la velocidad potencial de los retiros es crucial. Conforme se expanden las fronteras digitales de la banca, es posible que los clientes puedan retirar sus depósitos cada vez más rápido. Si no se modifica debidamente la forma en que los bancos gestionan estos riesgos de financiamiento, la situación podría convertirse en una amenaza para la estabilidad financiera.
Transferencias rápidas entre bancos
El ritmo de los retiros puede acelerarse si las transferencias a otros bancos son más rápidas y sencillas. Históricamente, las transferencias de depósitos entre bancos han sido algo limitadas. Una de las razones es que muchos clientes por lo general mantienen cuentas con un solo banco, sobre todo porque lleva tiempo reunir la información sobre las condiciones contractuales y abrir una cuenta en un nuevo banco. Además, cambiar de banco puede ser costoso.
Las nuevas tecnologías pueden eliminar algunos obstáculos. Por ejemplo, con los servicios de banca móvil y en línea, los clientes ahora pueden transferir dinero entre bancos de forma más sencilla, en cualquier día y a cualquier hora. El mayor acceso a sistemas de pagos instantáneos de bajo costo está reduciendo el tiempo que los clientes tardan en transferir dinero de un banco a otro. También es posible que las relaciones bancarias personales, y la consiguiente lealtad a un banco, se vuelvan menos relevantes si las interacciones pasan cada vez más al plano digital.
La inteligencia artificial también puede acelerar los retiros y las transferencias bancarias. Hoy en día, las herramientas basadas en inteligencia artificial (IA) pueden analizar cantidades casi ilimitadas de datos a gran velocidad, incluidas las condiciones contractuales de los bancos y los flujos de información provenientes de las redes sociales y otros medios más tradicionales, como los periódicos. A partir de esos análisis, las futuras herramientas de IA pueden ayudar a los clientes a reasignar depósitos de forma automática e instantánea entre diferentes bancos, conforme a criterios establecidos por el cliente, tales como la tasa de interés que devengan los depósitos, la percepción de seguridad del cliente o su interés en diversificar fondos entre diferentes instituciones.
Los requisitos regulatorios, como el de comprobar la identidad de los clientes (“conocer al cliente”), quizá no impidan que las herramientas de IA abran cuentas a nombre de un cliente. Una vez que un cliente cargue los documentos necesarios y dé instrucciones a la herramienta de IA, esta puede entablar comunicación con varios bancos y confirmar la identidad del cliente.
No se sabe a ciencia cierta cuál será el impacto futuro de la IA y las innovaciones tecnológicas, pero cabe imaginar que los retiros masivos de los bancos podrían hacerse mucho más frecuentes.
Tecnología para controlar la tecnología
La nueva tecnología puede incrementar el riesgo de los retiros masivos, pero los bancos pueden a su vez recurrir a la tecnología para reducir el riesgo. Por ejemplo, pueden desarrollarse herramientas de IA para mejorar la gestión de la liquidez y vigilar los patrones de los retiros, lo cual ayudaría a disminuir el riesgo de pánicos bancarios.
Otras herramientas para reducir el riesgo de retiros masivos son las que aportan financiamiento adecuado —más financiamiento mediante emisión de acciones o más activos líquidos en los balances de los bancos—, al que se puede acudir de inmediato a fin de captar fondos para pagar a los depositantes. Los propios bancos pueden decidir si les resulta óptimo recurrir a un mayor financiamiento accionario o mantener más activos líquidos, o quizás estén obligados a hacerlo si a las autoridades les preocupa el riesgo financiero sistémico. Las autoridades también pueden ampliar las garantías de depósitos y el acceso a servicios de financiamiento del banco central en caso de una crisis. Además, los regímenes adecuados de recuperación y resolución pueden ayudar a restablecer la confianza en el sistema financiero tras la imposibilidad de un banco para atajar la propagación de un retirada de depósitos masiva.
Pero este conjunto de herramientas no es una panacea. Cada herramienta puede tener efectos secundarios no deseados que han de sopesarse con la ventaja que supone reducir los riesgos. Pensemos por ejemplo en un posible requisito para que los bancos coloquen una mayor proporción de sus depósitos en activos que puedan ser vendidos de inmediato sin costo, como bonos públicos de alta calidad. De ocurrir un retiro masivo, el banco puede vender rápidamente los bonos y reembolsar a los depositantes. En un caso extremo, todos los fondos provenientes de depósitos podrían colocarse en activos seguros muy líquidos, con lo cual se eliminaría prácticamente el riesgo de pánicos bancarios. Sin embargo, esto también significaría que los préstamos bancarios a hogares y empresas tendrían que financiarse con otros medios, en particular emisiones de acciones o endeudamiento a largo plazo por parte del banco. El riesgo es que esto reduzca los préstamos a la economía real, de forma temporal o permanente. También podría incidir en los balances de los bancos centrales y los gobiernos, así como en los precios de los activos, en razón de la mayor demanda de activos líquidos seguros.
Ampliar los programas de garantía de depósitos también reduciría los riesgos. Pero, dependiendo de cómo se financie la garantía, una protección amplia podría suponer costos demasiado onerosos para las arcas públicas si se producen quiebras de bancos: en muchos casos sería difícil establecer de inmediato un fondo de garantía prepagado de un tamaño suficiente. Esta cobertura también podría interferir con los incentivos que tienen los bancos para actuar con prudencia (dando lugar a riesgo moral). Algo similar sucedería si se prorroga el acceso de los bancos a los préstamos de emergencia del banco central. Esto podría exponer al banco central al riesgo de pérdidas financieras, e inducir comportamientos arriesgados por parte de los bancos o trastornos en el mercado interbancario de préstamos.
Al emplear estas herramientas, siempre habrá que buscar un equilibrio entre las posibles consecuencias adversas y el beneficio que la reducción del riesgo supone para la sociedad, teniendo en cuenta que siempre existirán ciertos riesgos. El punto está en que, con los nuevos avances tecnológicos, quizá sea necesario replantear este equilibrio.
Dinero digital de bancos centrales
El mayor uso de los pagos electrónicos en lugar de efectivo ha llevado a más bancos centrales a considerar la introducción de monedas digitales de bancos centrales (MDBC). Con una MDBC, los hogares y las empresas podrían convertir sus depósitos en bancos comerciales en depósitos en una cuenta de MDBC, es decir, en el banco central.
En la mayoría de los casos, se considera que un depósito en el banco central es muy seguro. Según como se diseñen, las MDBC podrían alterar la dinámica de los retiros masivos de los bancos, haciendo que las estampidas de fondos ya no sean entre bancos comerciales sino de los bancos comerciales al balance del banco central. Si no se imponen límites a la cuenta del banco central, los clientes de un banco comercial que es percibido como riesgoso podrían optar por trasladar todo su dinero al banco central. La preocupación es que esta opción no haga sino incrementar o exacerbar el riesgo de retiros masivos. Por esta razón en particular, algunos bancos centrales que están pensando introducir MDBC tienen en mente restringir las cantidades que un hogar o una empresa puede depositar en una cuenta de MDBC.
No obstante, si la futura tecnología bancaria acelera sustancialmente la velocidad a la que se pueden retirar depósitos, es posible que ni siquiera una cantidad ilimitada de MDBC pueda incidir en la velocidad de las estampidas de fondos.
Contamos con las herramientas para abordar los riesgos de pánicos bancarios, pero es esencial reconocer que no existe una fórmula milagrosa.
Cada herramienta entraña ventajas y desventajas. Pero dado el carácter impredecible de los avances tecnológicos y de su adopción en los mercados financieros, es importante seguir los acontecimientos con atención y reflexionar sobre la forma óptima de modificar el conjunto de herramientas. Es posible que lo que garantiza la seguridad del sistema financiero un día ya no alcance para el siguiente.
Las opiniones expresadas en los artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.